Introdúceme.

Hace tiempo que mis ojos te quieren absorber, mis manos acariciar. Déjame devorarte de principio, intrígame con tus capítulos, introdúceme, invítame a tus páginas. Me acurrucaré en tu epígrafe.

Déjate leer porque estas ansias no se apagan, se sacian, se comparten. Muéstrame tus páginas sin miedo, prometo respirar en cada coma, suspirar en esos tus momentos suspensivos y darle valor a tus acentos.

Quiero recorrerte entero, saborearte letra a letra, permitirte entrar en mí y convertirte en suspiros. El tiempo entre tus letras será un abrazo cálido, apasionado, colmado de las caricias más variadas.

Voy a descifrar cada párrafo de ti hasta agotar el entendimiento, quiero sentirme rendida, exhausta de la pasión que me provocan tus líneas. Déjame desentrañar tus palabras, tus frases, tu prosa o tu verso.

Hace tiempo deseo que te conviertas en mi lectura favorita, en mi compañía en la cama, en el más íntimo momento para una insaciable alma lectora que maneja la mente de este cuerpo.

Envuélveme en tus historias, déjame imaginarte en cada acto y hazle el amor a mi razón, seduce mi mente con tus enigmas, con tus personajes. Quiero acariciarte entre líneas, besarte para sentir que te comprendo.

Y ya no podrás preguntarme cuánto gozo y placer me produce leer, pues me dejarás leerte un poco cada día ¿Sentirás mis caricias recorrer cada una de tus líneas? No sabes como disfrutaré, como anhelo continuarte en cada página y algunas veces releerte por el afán de contemplarte así; complejo, intrigante y seductor.

Y cuando sienta que has llegado al punto final, no te cerraré del todo porque ya te amo, porque ya te guardo.

De los agradecimientos podemos prescindir ¿No es ya gratitud el acto puro de tú ponerte en mis manos y yo brindarte mis ojos?

Déjate leer, hace tiempo eres mi texto.